La palabra de Buddha, Canon Mahayana, Sutras proto-mahayanas, tomo IA
Canon Mahayana, Sutras Proto Mahayanas, tomo IA
Resumen
En este volumen se encuentran dieciséis sutras que corresponden al período de transición entre las escuelas tempranas y la tradición Mahayana (que surge a finales del siglo V). Todos estos textos están ambientados en la atmósfera monástica de los suttas pali; pero, su contenido describe el proyecto de realización del ideal bodhisátvico, sin cambiar el contexto pali en el que fueron escritos. Por eso, los sutras proto mahayánicos navegan entre dos aguas: no han abandonado la práctica sthavira e imaginan una acción mahayana; pero, todavía, no desarrollan la apologética contra los sravakas y los pratyekabuddhas, ni se pone en marcha una praxis mahayana visible socialmente.
El contenido de este volumen tiene que ver con la evolución de una semilla. Cuando el Buddha predicó su primer sermón, el Dhammacakkappavattana-Sutta, se sembró esa primicia; produciendo, en forma inédita, el primer giro de la Rueda del Dharma, al dar a conocer a toda la humanidad que quisiera oír: la forma correcta de vivir. Su objetivo en aquel momento, no fue impartir una información metafísica elevada, sino solo una metodología pragmática para guiar a los oyentes, para que por sus propios medios y sin otra ayuda, pudieran igualar al Sembrador.
Pero, las semillas no permanecen invariables a lo largo del tiempo. Están sujetas a transformaciones constantes, aunque por siglos parezca que no tienen cambios internos o que no produzcan cambios externos. La siembra que se menciona aquí, incluyó a la del Tripitaka (la Vinaya, los Sutras y los esfuerzos para explicar toda la Enseñanza en confrontación con la vida en comunidad, con el contacto con nuevas culturas, con los nuevos sistemas de pensamiento, con las distintas estructuras de poder y justicia y con las nuevas y más complejas formas de sufrimiento).
Así se estableció un gran depósito de conciencia colectiva. Y, poco a poco, creció la disonancia y la primera semilla empezó a presionar, desde adentro, a más y más nuevos discípulos. La contradicción llegó a ser insostenible: la forma correcta de vivir no podía ser para unos pocos. El depósito de conciencia personal generado por esa primera semilla no podía seguir existiendo para sí, ni por sí misma. Debía interser con las otras conciencias y había que completar la doctrina o, simplemente, expandir toda la que se había recibido anteriormente, para así poder tener una visión profunda que ayudase a eliminar las nociones de lo individual y de lo colectivo.
De esta forma, se podría describir el período de transición hacia el mahayana, como una tensión que crecía dentro las sanghas en muchas y diferentes partes, dentro y fuera de la India, hasta que surgieron los Sutras que hablaban acerca de la Perfección de la Sabiduría. La incubación de la semilla inicial necesitó más de novecientos años para estar lista para el segundo giro de la Rueda. Todos los sutras proto-mahayanas fueron indispensables para vencer el apego a la claridad, que, aunque había liberado a los monjes de la ignorancia, en un primer momento, los había, luego, esclavizado y atado a sí misma, impidiéndoles, por mucho tiempo, abrirse a una sabiduría que fuera universalmente compartida.
El aprendizaje vinculante de todo este período, puede describirse así: Si se practica la meditación solo con la conciencia mental, es difícil lograr algo. Pero, cuando la meditación incluye la dimensión de la acción, entonces, empiezan a disminuir los pensamientos relativos a las enseñanzas; y, se puede, después, contemplar una floración del Dharma en dimensiones antes no visualizadas. Más adelante, en la vida diaria, cuando se esté caminando o, simplemente, de pie o acostado o sentado o cocinando o trabajando, se podrían regar las plantas desarrolladas con una conciencia más plena; y, en ese momento, en el propio depósito, en la propia parcela de tierra de cada quien, podrían verse las nuevas ramas y los primeros frutos del despertar, experimentando ya, con no mente, la naturaleza interdependiente de todos los fenómenos.