Reseña

Al llegar al final de este camino deseo elevar mi agradecimiento a Dios, fuente de toda vida y de toda sanación. La medicina funcional que aquí hemos expuesto —nutrición ortomolecular, equilibrio redox, consciencia y hormonas bioidénticas— no es sino un reflejo de la sabiduría con la que el Creador dotó a la naturaleza y al cuerpo humano, como nos lo recuerda La Sagrada Escritura en Eclesiástico 38, 1-9.
Este texto nos invita a reconocer que la verdadera curación viene de Dios, y que médicos, terapeutas y científicos somos instrumentos de su amor. Cada suplemento, cada terapia, cada acto médico tiene valor en la medida en que se convierte en canal de gracia, esperanza y vida.
Con humildad reconozco que no somos dueños de la sanación, sino colaboradores del plan divino. Agradezco al Señor por la oportunidad de servir a través del conocimiento y de la medicina, y oro para que cada lector, cada paciente y cada médico encuentre en estas páginas no solo ciencia, sino también inspiración para cuidar el cuerpo como templo del Espíritu y agradecer al Creador por el don de sanar.