Aguacero
En "Aguacero" Jime dibuja entre versos una historia llena de amor, de rituales, de viajes, de abrazos, pero también de decepción, de dudas, de aprendizajes en camino a saberse mejor, más clara, y con mil preguntas al mismo tiempo, caminando entre rugidos y heridas que no rompen su deseo de reinventarse, de seguir descubriendo y compartiendo su corazón.
La mirada curiosa, la mente brillante, la cuerpa gorda hermosa y poderosa que habita entera, se muestra y toca de una forma que conmociona, que produce admiración, llanto, risa, y que declara su sentir completo en la piel. Es imposible no identificarse al encontrarse con todas estas confesiones del querer queer, de amar, de anhelar construir hogar, entre las luchas y el deseo de calma.