El mar en la bolsa del estómago
El mar en la bolsa del estómago sigue la vía del fresco: sus versos se componen de capas y pigmentos, de escenas borrascosas que trazan en conjunto un tupido paisaje de difícil travesía. Como en la pintura del Bosco que el libro evoca, por esta opera prima desfilan criaturas extrañas que nunca son lo que parecen: árboles-cabezas, manos horadas, padres que enseñan a sus hijos el terrible arte de la segueta y el mutismo. Por mucho tiempo el estómago se consideró el centro de gravedad de todas las pasiones bajas. Josué Arce Granados afirma en su libro esas pasiones, pero nos recuerda que es también en el estómago donde abrevan los secretos del mar.
Camilo Retana