La ciudad de Mosquera
La ciudad de Mosquera es una novela inspirada en algunos hechos que ofrece la cotidianidad en el pueblo. El hilo de la narrativa es asumido por protagonistas de variada forma, tamaño y color. En un acto de bondad, la herencia de Toñito el loco da nuevos bríos al viejo Cholo, el cuidador de carros. Los problemas entre aquellos improvisados vigilantes y otros vinculados al alcohol y las drogas, se convierten en temas de discusión permanente en el seno del Concejo Municipal liderado por Mosquera. Desde el púlpito de la Iglesia el sacerdote fustiga con fuerza las decisiones o inacciones del Municipio. En la barahúnda de un contexto sociocultural convulso, una serie de eventos y circunstancias protagonizadas por diferentes personajes muestran un rostro que nadie quiere para la ciudad.
Destacan la apatía de los líderes políticos, los negocios que transcurren bajo la mesa, el juego de albures ofreciendo esperanza, las notas invisibles de un plan de conquista-mundo, las rivalidades deportivas, los conflictos derivados de las normas sociales de belleza. Como si fuera poco, el tráfico de drogas y el sicariato se apoderan de la ciudad. Emergen espacios para la lujuria y las nuevas catedrales abren sus puertas para dar culto al consumismo. En el viejo salón de baile T & L, nace el amor y el desamor. Estratégicamente ubicadas, las nuevas ciudades amuralladas de la posmodernidad se yerguen majestuosas y ofrecen cosas que quedaron perdidas en el ayer del pueblo. En el traspatio de todos esos acontecimientos, la figura del alcalde Mosquera transita en medio de la impotencia y la agonía. En un ocaso esperado, el sepelio del viejo reúne a una gran parte de su pueblo, mientras la banda de la ciudad y unos mariachis le dicen adiós.