Reseña

Esta vez, con su sétimo poemario, Marianela Vargas Umaña, reflexiona, vive y se realiza de muchas maneras ante el tiempo. El tema del tiempo en la literatura es quizá el único, el que concentra todos los temas, el que divaga entre la vida y la muerte, para hurgar en la eternidad, que después de todo, es lo mismo que el instante. Con a tiempo, la poeta quizá pretende atrapar esos instantes, aunque cumplir con horarios quizá no es lo importante, ni con las horas de vuelo o la programación de cafés matutinos o vespertinos, no es cumplir con todas las responsabilidades que como seres humanos vamos adquiriendo, no es sentirse atrapada por las manecilas del reloj, sino salir de él. Comprender que esta categoría cultural que nos dispone en torno a los movimientos de nuestro planeta en el universo, con respecto al sol y la luna, no es más que un juego, quizá un dilema, que solo resolvemos con la acción de nuestro ser en pro del amor, de la poesía, de las manifestaciones más hermosas, la danza, la caminata, la observación. Así que a las orillas del tiempo, a sus márgenes, o en el tumultuoso espacio donde el tiempo se confunde, en centrípeto o centrífugo estar sobre la vida, una poeta se percibe y percibe su entorno, y las personas que la acompañan para dejarnos un mensaje vivencial, para afrontar el día a día, la llegada de la noche y el amanecer como nacimiento siempre hacia el silencio que nos une a la otredad.