Fruta que el paladar no olvida
Nos encontramos ante un poemario que pasa revista a los momentos más cruciales de la existencia de un escritor. Los poemas de este libro son del período que va de 1971 al 2020. Por el lapso que transcurre entre las poesías de los años setenta y las del dos mil veinte, podemos decir que este poemario es un recuento antológico de su obra.
En sus poemas, se llora con un lado de la cara, a veces por la falta de un camino donde hallar su infancia, otras, por el padre “encajado al final en esa nave viajera”, como con ingenio llama el poeta al ataúd.