Cuentos que se esconden debajo de la cama
Cuando yo era chiquita, debajo de la cama era un lugar muy particular. Ahí podía esconderme y espiar las conversaciones de los grandes, esas conversaciones que nunca terminé de entender bien y que más adelante completé con mis fantasías. Debajo de la cama también habitó siempre la mano peluda, ese personaje siniestro que me acompañó durante toda mi infancia... y aún me acompaña.