Las cartas de Carmen
Son historias que la autora conoció alguna vez en alguna medida. La ambigüedad en la afirmación anterior, recoge el humus del que están hechos los textos. Es decir, hay una referencia, pero como lectores no sabemos dónde comienza y termina lo ficticio.
Por la forma en que están contadas la mayoría de las historias, las cuales abrazan el género epistolar, se nota que la autora ha disfrutado plasmando en ellas ese anhelo de comunicar situaciones particulares que, de nuevo, tienen dosis de realidad, pero que se amplían y enriquecen mediante un giro a la ficción.